En un edificio, un colapso progresivo ocurre cuando un fallo en una parte del mismo inicia un efecto dominó, que lleva a un colapso completo, ocasionando graves pérdidas humanas y materiales. Dos de los casos más recientes de colapsos de este tipo son el de las torres Champlain de Miami (98 muertos) y el edificio residencial de Peñíscola (2 muertos), ambos en 2021.
Los edificios están cada vez más expuestos a las devastadoras consecuencias de situaciones extremas causadas por el cambio climático, amenazas terroristas, su propio envejecimiento, o un mantenimiento y conservación inadecuados. Y en el caso de las estructuras prefabricadas, todavía más. Estas construcciones siempre han estado lastradas por su mayor vulnerabilidad frente a eventos extremos, y es que, al estar formadas por componentes que se unen en obra, son especialmente sensibles a la propagación de fallos y al colapso total.
Para evitarlo, un equipo de investigación del Instituto ICITECH de la Universitat Politècnica de València está llevando a cabo el proyecto PREBUST, que cuenta con la financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación y la colaboración de la empresa valenciana Levantina. Ingeniería y Construcción - LIC. “Nuestro objetivo es minimizar los riesgos de colapso progresivo”, apunta José M. Adam, investigador del ICITECH, profesor del Máster Universitario de Ingeniería del Hormigón (MUIH) de la UPV y uno de los coordinadores del proyecto. Para ello, el equipo de la UPV ha construido el primer edificio-probeta prefabricado a escala real. En él, están desarrollando la campaña experimental más ambiciosa que se ha llevado hasta ahora a nivel mundial en este ámbito, simulando diferentes situaciones extremas.
“Estructuras prefabricadas se han hecho muchas en el ámbito de la investigación. Pero esta es la primera que se hace a nivel mundial para este tipo de ensayo. La investigación es pionera en todo el mundo, ya que en el campo del colapso progresivo habitualmente se trabaja con probetas a escala y en laboratorio. Aquí vamos a escala real, y con situaciones de fallo reales”, añade Pedro Calderón, también investigador del ICITECH y profesor del MUIH de la UPV y codirector del proyecto.
El edificio-probeta ha sido monitorizado con sensores de última generación, en concreto: galgas extensométricas para monitorizar la deformación dentro del hormigón; y captadores de desplazamiento y acelerómetros, tanto eléctricos como de fibra óptica. Además, se han utilizado también diferentes cámaras, tanto convencionales como de alta velocidad, para evaluar y visualizar la respuesta del edificio.
“Los resultados obtenidos en los últimos ensayos demuestran que, con diseños “low cost”, las estructuras prefabricadas pueden ser igual de seguras que el resto, lo que permite aprovechar sus ventajas de sostenibilidad, economía y calidad, al añadir una mayor seguridad", destaca Adam.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
95.216.198.70