Todos los organismos gastan energía al realizar sus actividades diarias, lo que incluye el mantenimiento del cuerpo, movimiento, cortejo, reproducción y crecimiento. Este gasto de energía es mayor en organismos endotérmicos (que mantienen la temperatura del cuerpo constante por medio del metabolismo) como son las aves y los mamíferos.
El gasto de energía en los diferentes organismos es desigual. El uso diferencial de energía depende de varios factores como el tamaño corporal, actividad reproductiva, hábitos alimenticios y clima. Toda la energía que necesitan se obtiene a través de los alimentos que se consumen.
Los alimentos tienen compuestos complejos, que para que los organismos puedan aprovecharlos deben ser degradados a unos más simples y así pueden ser absorbidos al cuerpo. Una vez que las moléculas se absorben, el organismo las puede procesar para realizar sus funciones como crecer, reparar y mantener la salud del individuo, moverse y todas aquellas actividades que necesite llevar a cabo para sobrevivir. Los procesos de degradación y absorción de los alimentos son lo que distinguen a los animales del resto de seres vivos como plantas y hongos.
La degradación y absorción de alimentos se llevan a cabo en el sistema digestivo, el que es similar para todos los organismos, aunque es más complicado en los más evolucionados y sencillo en los primitivos. Por ejemplo, el de los cnidarios (corales, medusas y anémonas) es uno de los más simples y consta de una abertura que tiene la función de boca cuando ingresan los alimentos y de ano cuando expele los desperdicios y un intestino donde absorbe los nutrientes. El sistema digestivo de los mamíferos, en lo general, es un tracto o tubo seccionado en varias estructuras con diferentes funciones. Las estructuras son boca, faringe, esófago, intestino delgado, intestino grueso y ano. Pero también posee órganos accesorios como los dientes, glándulas salivales, hígado, vesícula biliar y páncreas.
La digestión se realiza de manera física, química y bioquímica. La física implica la maceración del alimento e inicia en la boca donde con ayuda de los dientes los alimentos se muelen a un tamaño pequeño. La digestión química se realiza principalmente en el estómago, donde con la ayuda de los jugos gástricos secretados, los alimentos son degradados a nivel de moléculas que pueden ser absorbidas por el intestino, e incorporarlos a la sangre. La digestión bioquímica es a través de diferentes enzimas y otros compuestos bioquímicos, como los denominados jugos gástricos, que contienen un coctel de diversas enzimas que fraccionan a diferentes componentes de los alimentos. Como las proteasas que ayudan a separar las proteínas contenidas en la carne, o las lipasas a los aceites y grasas. Todo el material que no es fraccionado física o químicamente al tamaño necesario para ser adsorbido sale a través del ano a manera de heces.
Aunque cada una de las estructuras es diferente y varía entre organismos, la generalidad es que el esófago, estómago, intestino delgado y grueso están compuestos por cuatro túnicas o capas cuyas características son específicas para cada órgano dependiendo de su función. La primera capa es la mucosa, conformada a su vez por tres capas el epitelio, lámina de tejido conjuntivo de sostén y una capa de músculo liso denominada muscularis mucosae. La segunda capa es la submucosa, constituida por tejido conectivo que es muy flexible y contribuye a dar sostén a la mucosa y la une con la capa muscular externa; posee varios vasos sanguíneos y células ganglionares que forman un plexo. La tercera es la capa muscular externa, formada por dos capas de músculo liso, en la más interna las células están acomodadas de manera circular mientras que en la más externa están en forma longitudinal. La principal función de esta capa es ayudar a que la comida transite por medio de movimientos peristálticos a lo largo del tracto digestivo. La cuarta capa es la más superficial y se denomina serosa, formada por células planas en donde el tracto digestivo está libre (peritoneo) y en donde debe estar fijo se conjunta con tejido conjuntivo.
Gracias a los tres modos de digestión (física, química y bioquímica) presentes en nuestro cuerpo es que podemos transformar los alimentos en la energía que necesitamos para poder realizar nuestras actividades diarias y sobrevivir.
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