Dos doctores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) han utilizado con éxito –por primera vez en este tipo de lesiones– los colgajos de microperforantes. Los óptimos resultados de esta técnica en la recuperación estética y funcional de los pacientes afectados por quemaduras eléctricas la podrían convertir en una importante aliada de la cirugía reconstructiva.
Las quemaduras eléctricas son quemaduras térmicas producidas por un calor de muy alta intensidad cuando el cuerpo de la víctima se convierte en una resistencia accidental. Son las más devastadoras de todas las lesiones térmicas en relación con su tamaño, pues afectan la piel y tienen consecuencias a largo plazo que pueden afectar la funcionalidad de las extremidades y de tejidos profundos.
Este tipo de lesiones requieren de técnicas novedosas para obtener los mejores resultados reconstructivos. La doctora Natalia Katherine Moreno Rozo, residente de tercer año de cirugía plástica y reconstructiva de la UNAL, explica que “un colgajo de perforantes es aquel cuyo aporte sanguíneo está dado por vasos perforantes, es decir, vasos que pasan a través de tejidos profundos, en especial de los músculos”.
Señala además que “esta técnica se ha convertido en una alternativa idónea de refinamiento quirúrgico por sus beneficios, ya que deja mínima morbilidad en las áreas donantes y permite el tallado de los tejidos más precisos a los defectos a reconstruir”.
“La técnica se aplicó en la Fundación Hospital de la Misericordia en dos pacientes: una niña de 4 años y un joven de 16 años. La niña tuvo una quemadura eléctrica muy profunda a nivel de la mano derecha y presentaba un síndrome compartimental, es decir que toda la inflamación comprimía los vasos y los nervios. El joven tuvo una quemadura en la región toracoabdominal y en las piernas y los pies.
Los pacientes intervenidos fueron atendidos por el cirujano plástico Oswaldo Jair Gómez Díaz, coautor de la investigación y quien viene trabajando en este tipo de colgajos desde 2017. Dada su amplia experiencia en la elaboración de estos colgajos, eue quien presentó la propuesta de esta técnica para los pacientes menores de edad.
La doctora Moreno relata que “en los dos pacientes las zonas afectadas por las quemaduras eran muy grandes, y al revisar la literatura encontramos que la cirugía plástica ofrecía la posibilidad de tratar esos defectos mediante el uso de colgajos libres, es decir, segmentos de piel que se extraen de otra parte del cuerpo –por ejemplo de una pierna– y se conectan al lugar receptor en donde se encuentra la zona afectada.
“Sin embargo, esta acción demanda tener que tomar un segmento de piel de otro lado, en donde quedará un nuevo defecto de cobertura, y se generará mayor morbilidad”. Así, con respecto a la paciente, “como los compartimentos de la mano estaban tan presionados, realizamos unas incisiones de liberación. Después aplicamos colgajos de microperforantes provenientes de la misma piel del brazo para cubrir el defecto de cobertura que se tenía”.
Ventajas
La médica destaca que “además de no añadir morbilidad tampoco se sacrifican pedículos mayores (tallo o pedúnculo de tejido que conecta partes del cuerpo entre sí), porque cuando nosotros levantamos un colgajo libre, se comprometen arterias grandes e importantes, que posiblemente puedan servir más adelante para otro tipo de reconstrucciones. Se aprovechan los tejidos locales”.
Con respecto a la recuperación, la técnica también es beneficiosa para el paciente, pues mientras un colgajo libre dura de 6 a 8 horas en cirugía, el paciente sale de la intervención y luego tiene que permanecer mínimo tres días en cuidados intensivos y luego una semana en hospitalización general, con los colgajos de microperforantes la duración es de máximo dos horas, no requiere UCI, y si no se presentan complicaciones el paciente puede ser dado de alta a los pocos días.
En cuanto a la recuperación de largo plazo, “como los vasos se están irrigando y están obteniendo sangre del mismo brazo, el riesgo de que se pierda esa piel es más bajo, mientras que en los colgajos libres, como se toman arterias de otra parte del cuerpo y se están conectando a una arteria receptora, existe el riesgo de que esa arteria se tape, se genere un trombo y ese segmento de piel se pierda, porque hay que pegar los vasos con microscopio y se puede formar un coágulo”.
“Un año después del seguimiento posoperatorio, se evidenció que los pacientes presentan adecuada cicatrización de heridas quirúrgicas, arcos de movimiento preservados en extremidades junto con presencia de sensibilidad sobre las áreas cubiertas por los colgajos”.
Los resultados de este aporte se presentaron en el Congreso Iberolatinoamericano de Residentes y Jóvenes Especialistas en Cirugía Plástica: Encuentro de Tutores de la Especialidad, que tuvo lugar en San José de Costa Rica, y obtuvo el primer lugar, por lo que se convirtó en el primer programa colombiano en obtener ese reconocimiento.
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