Dentro de la línea que desde el equipo de comunicación del Consejo de Cooperación Bibliotecaria se está trabajando con el fin de animar e impulsar a las bibliotecas a difundir las iniciativas y experiencias innovadoras que tengan en marcha, se ha presentado información sobre Realidad Aumentada (RA), una tecnología que utilizan las bibliotecas desde hace tiempo.
Se trata de una iniciativa contemplada entre las sugerencias del Grupo de Trabajo de Catálogo de Servicios Digitales del CCB para personalizar la carta de servicios digitales de una biblioteca y darlos a conocer entre los usuarios.
La RA es un tipo de tecnología que “aumenta” la realidad, combinando el mundo real con elementos virtuales. En otras palabras, permite añadir información virtual a la información física ya existente. La RA resulta muy interesante para explorar la realidad más cercana desde otra perspectiva. Así, como en otros campos, se habla de las posibles aplicaciones de la RA en entornos bibliotecarios.
Las bibliotecas, en muchos casos, reúnen las condiciones óptimas para experimentar con esta tecnología: disponen de cobertura wifi, poseen colecciones sobre las que agregar información virtual, disponen de dispositivos para que los usuarios puedan familiarizarse con nuevos servicios, etc. Así, se revisarán sus diferentes utilidades. En este caso, se hace un repaso concretamente a cómo “aumentar” la accesibilidad y el catálogo con esta tecnología.
AUMENTAR la accesibilidad
Las bibliotecas constituyen una importante fuente de recursos para niños, jóvenes y adultos; promueven la lectura, el estudio y la investigación, y sirven de vía de acercamiento a la cultura y el arte para los ciudadanos a través de sus servicios. En este sentido, y dado el carácter de acceso público de gran parte de ellas, estas deben ser lugares en los que la accesibilidad física quede garantizada para todos los ciudadanos, así como el acceso a la información y la documentación.
La realidad aumentada puede ser un gran aliado para la consecución del incremento de esta accesibilidad. En esta línea, una de las primeras aplicaciones de la realidad aumentada en bibliotecas ha sido el geoposicionamiento de centros, que permite su localización. A través de capas de RA, el usuario tiene a su disposición información de la biblioteca más cercana al punto en el que se encuentra y su ruta de acceso, así como datos de contacto (teléfono, correo electrónico). Como vemos en proyectos como el mapa de balnearios españoles en el Catálogo Colectivo de Patrimonio Bibliográfico, el mapa del Sello CCB o el mapa de bibliotecas especializadas.
En 2011, la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte presentó un servicio gratuito de realidad aumentada georeferenciada, a través de la cual se podían localizar más de 8700 bibliotecas. El servicio permitía visualizar los puntos de interés (POI) en forma de lista, sobre un mapa o sobre una imagen de la realidad, capturada a través de la cámara del dispositivo móvil.
Estas aplicaciones también las encontramos en un proyecto reciente como es el recurso interactivo Mapping Canarias, del que se informó en el CCB.
AUMENTAR el catálogo
La organización y búsqueda continua de fondos es una de las tareas más laboriosas para los profesionales de las bibliotecas. Con el objetivo de agilizar el desarrollo de esta actividad, el equipo de investigación sobre realidad aumentada de la Universidad de Miami creó Shelvar, una aplicación que permite detectar los libros desordenados a medida que la cámara de un smartphone o una tablet recorre las estanterías.
Hasta ahora, además de la información contenida en sus tejuelos, los profesionales de las bibliotecas han utilizado distintas estrategias para acercar sus fondos a sus usuarios. La RA se puede sumar a la lista en tanto en cuanto permite optimizar recursos, refrescar la imagen de la biblioteca, motivar al personal bibliotecario en proyectos nuevos y dinámicos, y adaptarse a las nuevas herramientas de las que disponen los usuarios para satisfacer sus necesidades.
Ejemplo de ello son los Bibliobuses de León, que a principios de 2013 crearon este servicio para ampliar el contenido de los documentos. A finales de 2013 tenían procesados en torno a los 800 títulos, materializados en unos 1.600 ejemplares, a través de los cuales el usuario accede a documentación audiovisual de acceso público en Internet (por ejemplo, enYoutube).
Un gran cantidad de proyectos, como en el caso por ejemplo de la SGCB, han utilizado las posibilidades que ofrece la RA para enriquecer las funcionalidades de sus catálogos, como la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, la Biblioteca Virtual de Patrimonio Bibliográfico e Hispana. Este último proyecto se está ampliando en la actualidad con Hispana Pro, el recurso web para profesionales e instituciones que participan en el proyecto de Hispana y del que os informaremos en cuanto conozcamos sus novedades.
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