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Domingo, 13 de Marzo de 2022

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México

Hay tejidos que fluyen constantemente

Alina Gabriela Monroy-Gamboa y Sergio Ticul Álvarez-Castañeda | 21 Jueves, 10 de Marzo de 2022 Tiempo de lectura:

La sangre, aunque suene extraño es un tejido, pero su estado es líquido, al contener varios tipos de células su densidad aumenta, lo que lo hace un fluido viscoso y gracias a ella todo nuestro cuerpo está conectado, relacionado y puede sobrevivir

[Img #6709]La sangre, aunque suene extraño es un tejido, pero su estado es líquido, al contener varios tipos de células su densidad aumenta, lo que lo hace un fluido viscoso y gracias a ella todo nuestro cuerpo está conectado, relacionado y puede sobrevivir.

No todos los organismos tienen la sangre roja que conocemos circulando por sus cuerpos. Los insectos poseen una sustancia equivalente de color pálido, llamada hemolinfa. Algunos crustáceos y moluscos tienen la sangre azul o verde, no porque sean de la realeza, sino que se debe a la presencia de hemocianina en lugar de la hemoglobina. La hemocianina contiene cobre a diferencia del hierro presente en la hemoglobina que le confiere el color rojo de los vertebrados.

La sangre de los vertebrados está compuesta en promedio por la mitad de plasma y el resto por diferentes células. Las principales células presentes en la sangre son los eritrocitos o glóbulos rojos, leucocitos o glóbulos blancos y trombocitos o plaquetas. La sangre además de llevar nutrientes y oxígeno, transporta hormonas para realizar procesos internos coordinados con otros órganos. En aves y mamíferos ayuda a regular la temperatura corporal interna. En los mamíferos, la sangre ocupa entre un 5 a un 8 por ciento del peso corporal del individuo.

El plasma es el componente de la sangre que le da la característica de ser un tejido líquido y es un fluido claro, casi transparente. Es el trasportador del agua y cientos de sustancias disueltas, entre ellas aminoácidos, proteínas, nitrógeno proteico, enzimas, hormonas, gases y electrolitos. La albúmina (una de las más abundantes del cuerpo) es una de las proteínas que se encuentran disueltas y ayuda a mantener la concentración osmótica de la sangre, mientras que el fibrinógeno es importante para la coagulación; ambas son producto del hígado.

Los eritrocitos son células de color amarillento en forma de disco bicóncavo, que deben su color rojo al pigmento de la hemoglobina, carecen de núcleo y se originan en la médula ósea (como se explicó en artículos anteriores).

En mamíferos miden en promedio 7 micras (milésima parte de un milímetro, μm); mientras que, en los otros grupos de vertebrados, son de mayor tamaño, de forma elíptica y poseen núcleo. En peces miden 10 x 12 μm, anfibios 13 x 22 μm, reptiles 12 x 20 μm y en aves 8 x 17 μm. Su periodo de vida en promedio es de 120 días. Su principal función es capturar y trasportar al oxígeno y dióxido de carbono.

Los leucocitos a diferencia de los eritrocitos si poseen núcleo, aunque pueden ser de diferente forma y función. Los principales son los granulocitos y agranulocitos. Los granulocitos se dividen en tres grupos principales. Neutrófilos son los más abundantes, 60 al 70 por ciento, función principal es la fagocitosis (eliminar) de virus, bacterias y hongos. Eosinófilos se relacionan con los macroparásitos y los procesos inflamatorios, principalmente asociados a enfermedades patógenas y alergias. Basófilos están relacionados principalmente a los procesos inflamatorios al liberar histamina.

Los agranulocitos se dividen en dos grupos, linfocitos y monocitos. Los linfocitos son de dos tipos, los linfocitos B que producen anticuerpos y los linfocitos T que se les relaciona con la inmunidad celular; imprescindibles cuando un individuo presenta una infección viral. Entre las funciones de los linfocitos T destacan la destrucción de células infectadas por virus y células tumorales (células CD8); conexión entre la inmunidad innata y la adaptativa (células Tδ); tienen la función de “resetear” al sistema inmune después de una infección, de lo contrario el organismo se combatiría a sí mismo (células T); destruyen células infectadas por virus o células tumorales (células NK). Los monocitos salen de la sangre y se introducen en los tejidos para realizar funciones de fagocitosis de las células que están causando daños al organismo.

Los trombocitos o plaquetas son fragmentos de citoplasma sin núcleo y se producen en los megacariocitos (células especializadas de la médula ósea). Su importancia radica en que son el sistema de reparación de los vasos sanguíneos al formar de coágulos cuando existe una lesión, lo que disminuye la pérdida de la sangre. Las plaquetas son la principal causa de que no nos desangremos y de cerrar las heridas a la entrada de microorganismos patógenos al cuerpo.

Las membranas de los eritrocitos en los humanos tienen antígenos (sustancia que produce anticuerpos sobre sí mismo). Los antígenos se han llamado como A, B, y O (se usa la letra “O”, pero en realidad es cero, por la carencia del A y del B). Se conocen otros 32 antígenos en la sangre, pero tienen menos efecto que los A y B. El factor Rh es otro elemento usado para la clasificación. La presencia de estos elementos en la sangre ha sido utilizada para poder agruparla. Si un tipo de sangre posee el antígeno o factor entonces se denomina como positivo, la ausencia del mismo es negativo. De esta manera si una persona tiene los antígenos A, B y el factor RH (carece del O), se considera que tiene una sangre del tipo AB+, en contraparte si no tiene ninguno de los tres se considera del tipo O- (cero negativo).

El hombre ha estudiado al tejido sanguíneo desde que ha tenido uso de razón, esto se debe a que es el fluido de los organismos que puede dar o quitar la vida.

Autores
Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S. C. Instituto Politécnico Nacional 195, CP. 23205, La Paz, Baja California Sur, México. Email  (AGM-G),  (STA-C).
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