En el año 2019, días antes del evento climático que transformó el día en noche en la ciudad de São Paulo (Brasil), decenas de palomas empezaron a aparecer muertas misteriosamente. Algunas aves aparecían exhibiendo heridas y síntomas neurológicos, y fueron halladas muertas o moribundas cerca del Centro de Control de Zoonosis de la Municipalidad.
Un equipo multicéntrico de investigadores descubrió que, pese a la cercanía de las fechas, las muertes no estaban relacionadas con la polución atmosférica generada por los incendios en la Amazonia. A decir verdad, eran el efecto de un paramixovirus aviar tipo 1 –también conocido como virus de la enfermedad de Newcastle–, con un genotipo denominado VI.2.1.2, que suele ser letal para las palomas. Este patógeno, también conocido como paramixovirus de paloma (PPMV), raramente infecta a las personas y, cuando ello sucede, es producto del contacto cercano con animales enfermos.
“Descubrimos que se trataba de un virus que circulaba silenciosamente en Brasil desde el año 2014. Con base en los datos moleculares, notamos que era el mismo PPMV que había sido identificado en Porto Alegre [estado de Rio Grande do Sul] cinco años antes. Y son alrededor de 1.100 kilómetros de distancia entre ambas ciudades. Esto demuestra el potencial de ese patógeno de diseminarse sin que se lo detecte”, afirma Luciano Matsumiya Thomazelli, investigador del Laboratorio de Virología Clínica y Molecular del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de São Paulo (ICB-USP) y primer autor del artículo publicado en la revista Viruses.
Desde 2005, el laboratorio cuenta con un equipo que sale al campo a hacer investigaciones de vigilancia epidemiológica en diferentes regiones de Brasil. Esta actividad se lleva a cabo en el ámbito de la Red de Diversidad Genética de Virus (VGDN), que es financiada por la FAPESP y coordinada por el profesor Edison Luiz Durigon. Actualmente, el grupo integra la Red de Vigilancia de Virus en Animales Silvestres (PREVIR), que cuenta con el patrocinio del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), un organismo ligado al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI) de Brasil.
Letal para las palomas
El virus de la enfermedad de Newcastle normalmente causa esta dolencia en gallinas y pollos, pero no en palomas. Con todo, según los investigadores, con el genotipo VI.2.1.2 sucede precisamente lo contrario.
“Este es endémico en la población de palomas de todo el mundo, y provoca síntomas neurológicos y una alta mortalidad. Existe informes frecuentes de casos en Asia, Europa y América del Norte. Pese a que ese fue el segundo registro en Brasil, no es un caso preocupante, pues el genotipo en cuestión no constituye un gran riesgo para humanos o para la avicultura”, sostiene Helena Ferreira, docente de la Facultad de Zootecnia e Ingeniería de Alimentos de la USP en la localidad de Pirassununga, integrante de la red PREVIR-MCTI y coordinadora de la investigación.
Tal como subrayan los científicos, el monitoreo zoonótico ha mostrado su extrema importancia en el control de epidemias y brotes, y para advertir sobre la aparición de nuevas enfermedades. “Es fundamental realizar una vigilancia ostensible y activa en todo el país para detectar y controlar a las poblaciones de palomas no solamente cerca de las granjas, sino también en las áreas urbanas. El monitoreo del virus de la enfermedad de Newcastle es importante incluso desde el punto de vista económico, ya que Brasil es el mayor exportador de carne de pollo del mundo”, dice Thomazelli.
Para develar la enfermedad misteriosa que acometía a las palomas en la capital paulista, fue necesario poner en acción a una amplia red de investigadores. Primeramente, el Centro de Vigilancia y Zoonosis del Estado de São Paulo detectó la muerte de las aves y se lo comunicó al Servicio Veterinario Oficial.
“De entrada, se imaginó que la causa pudiera haber sido una bacteria, pero no se identificó ninguna especie patogénica. Entonces se enviaron muestras al ICB-USP y al Laboratorio Federal de Defensa Agropecuaria. Allí se efectuó la caracterización, que es el patrón recomendado para virus de notificación obligatoria, pues afectan a aves domésticas. Y nuestro laboratorio de Pirassununga se encargó de efectuar el análisis del genoma viral”, comenta Ferreira.
La investigadora también realizó análisis tendientes a identificar lesiones en los tejidos. “Realizamos la secuenciación del genoma completo de ese virus, que identificamos como VI.2.1.2. Esto nos permite efectuar una investigación más profunda y comparar con brotes ocurridos otras partes del mundo, y también seguir la evolución del patógeno acá en Brasil. Este conocimiento nos ayuda a prever cómo se comportará de ahora en adelante. Se puede adaptar a otras aves silvestres, por ejemplo”, dice. Según la investigadora, el análisis genómico mostró que el virus hallado en São Paulo y en Rio Grande do Sul [en 2014] se agrupa con muestra de África.
“Deben detectarse otros casos para que logremos proponer la clasificación del genotipo que ha circulado en Brasil, que es relativamente distinto al africano. Es sumamente importante efectuar este tipo de monitoreo. En ese caso específico, ese genotipo no logra infectar a las aves domésticas [gallinas] de manera eficiente y, cuando las infecta, las gallinas no les transmiten el virus a otras con las cuales conviven. Así y todo, existen estudios que sugieren que este genotipo puede adaptarse a las gallinas al cabo de algunas travesías y causar la enfermedad en aves domésticas también. De cualquier modo, no se lo considera demasiado peligroso para las aves comerciales”, añade.
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