Un equipo de arqueólogos dirigido por el profesor de la UAB Joan Oller ha publicado los resultados de las campañas de 2020 y 2021 en el yacimiento romano de Sikait, en el desierto oriental de Egipto. El estudio muestra que el pueblo blemio, las tribus nómadas que poblaban la zona entre los siglos IV y VI, podrían haber tomado el control de las minas de esmeraldas al final de su explotación.
Los investigadores han documentado las prácticas funerarias, cómo se organizaban socialmente los habitantes y trabajadores, la tipología de las minas, así como detalles sobre cuáles eran los métodos de extracción y cómo hacían el registro de la producción. Se trata de la primera documentación detallada del interior de las minas de esmeraldas del Imperio romano.
El equipo internacional de arqueólogos que dirige Joan Oller Guzmán, profesor del Departamento de Ciencias de la Antigüedad y de la Edad Media de la UAB, ha publicado los resultados de las campañas de 2020 y 2021 en el yacimiento romano de Sikait, un conjunto de edificios en torno a las minas romanas de esmeraldas situadas en el desierto oriental de Egipto. La zona era conocida en la antigüedad como “Mons Smaragdus”, ya que era la única de donde se podían obtener esmeraldas dentro del Imperio Romano. Se trata de una colaboración científica con el Polish Centre of Mediterranean Archaeology de la University of Warsaw (Polonia) que tiene como objetivo el estudio de la extracción y comercialización de esmeraldas en la antigüedad.
Las excavaciones realizadas durante estos dos años corresponden al último período romano, entre los siglos IV y VI d. C., y ponen de manifiesto que algunos de los edificios fueron ocupados o incluso construidos por el pueblo blemio, tribus nómadas que dominaban la zona a finales del siglo IV. Los trabajos realizados en el principal templo de Sikait, el Large Temple, han permitido documentar dos capillas rituales perfectamente preservadas, una de las cuales con la última ofrenda votiva todavía intacta (s.V-VI dC).
"El hallazgo confirma la relevancia de la religión y de los rituales de origen local en esta época tardía, lo que sugiere que la explotación podría haber terminado en manos del pueblo blemio en la última etapa, antes de la caída del Imperio", explica Joan Oller. Los investigadores también excavaron un complejo constructivo tardío, el llamado Tripartite Building, que probablemente combinaba una función residencial con la de almacenamiento de las esmeraldas extraídas de las minas.
Ambas campañas han iniciado la documentación detallada de las zonas mineras y han identificado hasta once áreas de extracción alrededor de Wadi Sikait, el valle seco donde se encuentra el asentamiento. El equipo ha llevado a cabo, por primera vez, una topografía detallada de dos de las minas más importantes del yacimiento, una de ellas compuesta por cientos de galerías y pozos y con una profundidad de más de 40 metros. El trabajo ha permitido determinar cómo se estructuraba el trabajo en las minas: la minería a gran escala sólo empezaba una vez identificadas las vetas más productivas. Estas operaciones llevaban asociadas infraestructuras de logística como pequeños poblados, necrópolis, rampas, caminos, zonas de trabajo y torres de vigilancia. Se trata de una muestra de la complejidad y de la intensidad de los procesos necesarios para la obtención de berilo, el mineral de donde se obtienen las esmeraldas.
Implicación del ejercito romano
El rasgo más destacable de esta mina es la documentación de un importante conjunto de grafitos antiguos en su interior que permiten inferir información de quién trabajaba y cómo se desarrollaba el trabajo. Entre estos grafitos destaca una inscripción de una legión romana, lo que demostraría por primera vez la implicación del ejército romano en la explotación de las minas de esmeraldas egipcias “no sólo para defenderlas sino también, probablemente, para ayudar en su construcción”, explica Oller.
Los investigadores han continuado la documentación de las minas de esmeraldas en la región del parque nacional de Wadi el Gemal, de las que ya se han estudiado más de 300. Más allá de los descubrimientos, la prospección del territorio ha permitido documentar decenas de nuevos asentamientos, minas, infraestructuras e incluso una nueva necrópolis con más de 100 tumbas que ha ampliado el conocimiento sobre los rituales funerarios y las características sociales de la comunidad que vivía allí poco antes de su abandono. La investigación es un gran avance en la comprensión de cómo se desarrollaban tanto la extracción como la comercialización de las esmeraldas en el período Greco-Romano y Bizantino.
El equipo de arqueólogos apenas finalizó este pasado mes de enero la quinta campaña de excavaciones del yacimiento. La nueva campaña se ha centrado en la excavación del llamado Small Temple, en el que, entre otros elementos, se ha recuperado parte de una inscripción en griego dedicada a distintas divinidades egipcias. Los resultados de esta última campaña se publicarán a lo largo de este año.
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