Los ojos juegan un papel crucial en la evolución de las especies. Permiten que un animal encuentre comida, pareja, evita a los depredadores y ayuda a regular el ‘reloj’ interno al diferenciar el día de la noche. Pero los ojos también son órganos delicados que no suelen estar bien conservados en los crustáceos fósiles.
La excepción es ‘Callichimaera perplexa’, un fósil de cangrejo de 95 millones de años descubierto por Javier Luque, investigador postdoctoral en Harvard, y descrito en 2019 en la revista ‘Science Advances’. El fósil, encontrado en una capa de roca del Cretácico en los Andes de Colombia, conservaba extrañamente los elementos externos del ojo y el tejido neural óptico interno. En un nuevo estudio, Luque e investigadores de Yale detallan las características ópticas inusualmente grandes de Callichimaera que sugieren que era un depredador con una gran visión.
Mientras que los cangrejos actuales suelen tener unos pequeños ojos ubicados al final de un largo tallo con una órbita que los cubre y protege, Callichimaera presenta unos grandes ojos sin cuencas para protegerlos.
Los investigadores pensaron inicialmente que Callichimaera era un cangrejo en la última etapa larvaria llamada megalopa. En esta etapa los cangrejos tienen los ojos muy grandes; sin embargo, este es un breve momento en el desarrollo del individuo. A medida que el cangrejo madura y se convierte en un juvenil, el cuerpo crece más que los ojos.
Luque y la primera autora del estudio, Kelsey Jenkins, candidata a doctorado en Yale, analizaron más de un millar de cangrejos vivos y extintos que representan a 15 especies de todo el árbol genealógico. Se incluyeron cangrejos en diferentes etapas de desarrollo y una amplia variedad de hábitats, ecologías o estilos de vida.
Midieron las dimensiones de los ojos y el cuerpo de los individuos y descubrieron que, a diferencia de otras especies de cangrejos, Callichimaera mantenía sus grandes ojos durante todo su desarrollo. De hecho, los ojos de Callichimaera son los que más rápidamente crecían en todas las especies y podían representar hasta el 16% de todo su cuerpo, según la información de la Universidad de Harvard recogida por DiCYT. Comparable a un humano con los ojos del tamaño de balones de fútbol.
“Tener unos ojos tan grandes y desprotegidos implica que estuvieron expuestos en todo momento, además unos ojos tan grandes suponen una gran inversión de energía y recursos para mantenerlos. Por lo tanto, este animal debe haber dependido considerablemente de la visión”, afirma Luque.
Un análisis posterior mostró que Callichimaera era un animal con una alta agudeza visual, similar a la de las libélulas, que se encuentran entre los principales depredadores del mundo de los insectos. “Los grandes ojos de Callichimaera y la forma general de su cuerpo, con unas patas inusualmente grandes en forma de remo, indican que puede haber sido un feroz depredador nadador, en lugar de un rastreador de fondo como la mayoría de los cangrejos”, concluye Luque.
El ornitorrinco del mundo de los cangrejos
Los continuos hallazgos “sorpresa” en torno a Callichimaera hacen honor a la traducción de su nombre: ‘quimera hermosa y desconcertante’. “Lo llamo mi hermosa pesadilla porque me llevó más de una década visitar museos de todo el mundo y analizar miles de fósiles y cangrejos vivos para comprender cuán único era este animal. Es tan desconcertante, tan diferente a cualquier otra cosa, que puede ser considerado el ornitorrinco del mundo de los cangrejos”, concluye Luque.
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