Una investigación global con participación del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias de Uruguay ha evaluado el rendimiento y la eficiencia en el cultivo de arroz en 32 sistemas de producción diferentes. El estudio concluye que todavía hay un margen considerable para aumentar la producción de arroz y reducir al mismo tiempo los impactos ambientales negativos.
Pese a ello, el aumento de la producción mundial de arroz no es una perspectiva sencilla. "La producción mundial de arroz se enfrenta a desafíos como la escasez de agua, la poca mano de obra y la desaceleración en el aumento del rendimiento en muchas partes del mundo", asegura Shen Yuan, investigador de la Universidad Agrícola de Huazhong (China).
El reto es producir más arroz en las tierras de cultivo existentes y, al mismo tiempo, minimizar el impacto ambiental. La nueva investigación, dirigida por Shaobing Peng, profesor de agronomía en la Universidad Agrícola de Huazhong, y Patricio Grassini, profesor asociado en Nebraska y codirector del Global Yield Gap Atlas, proporciona un análisis de las hojas de ruta posibles para la intensificación sostenible de la producción de arroz a nivel global. El trabajo se ha publicado en ‘Nature Communications’.
"La comparación de los sistemas de cultivo de arroz en todo el mundo en términos de productividad y eficiencia en el uso de insumos aplicados puede ayudar a identificar oportunidades de mejora", subraya Grassini.
El estudio, en el que participan también otros centros de investigación de Estados Unidos, Indonesia, Brasil y la India, evaluó los rendimientos y la eficiencia en el uso de agua, fertilizantes, pesticidas y mano de obra en 32 sistemas de cultivo de arroz que representan la mitad del área cosechada de arroz a nivel mundial.
Un margen de mejora considerable
La buena noticia, según el estudio, es que todavía hay un margen considerable para aumentar la producción de arroz y reducir el impacto ambiental negativo, según la información de la Universidad de Nebraska recogida por DiCYT.
"Alrededor de dos tercios del área total de arroz incluida en nuestro estudio tiene rendimientos que están por debajo de la productividad que se puede lograr con buenas prácticas agronómicas", afirma Yuan. Entre ellas está “una mejor gestión de nutrientes, plagas, suelo y agua, una reducción del riesgo de producción y programas de reproducción que generen cultivos con una mejor tolerancia a plagas y enfermedades".
Otro hallazgo importante del estudio es que la producción de alimentos y los objetivos ambientales no entran en conflicto. "Descubrimos que es posible lograr altos rendimientos con un pequeño impacto ambiental por unidad de producción", dijo Peng. "De hecho, hay espacio para que muchos sistemas de arroz reduzcan sustancialmente el impacto negativo mientras mantienen o incluso aumentan los rendimientos".
Producir más y minimizar la huella ambiental es un desafío enorme, explica Grassini. "Las prácticas agronómicas mejoradas, complementadas con las instituciones y políticas adecuadas, pueden ayudar a que el cultivo de arroz sea más respetuoso con el medio ambiente", agrega. "Nuestro estudio marca un primer paso en la identificación de sistemas con las mayores oportunidades para aumentar el rendimiento de los cultivos y la eficiencia en el uso de recursos, proporcionando un plan para orientar los programas de investigación y desarrollo agrícola a escala nacional y mundial".
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