Las poblaciones de arañas peninsulares que tejen telarañas aéreas de captura y se dispersan por el aire con la técnica del vuelo arácnido (ballooning: los hilos de seda se usan como paracaídas) presentan una estructura genética más homogénea y están mejor conectadas entre ellas.
En cambio, las especies de arañas nocturnas, que cazan a la carrera y tiene poca capacidad de dispersión, se encuentran en poblaciones genéticamente menos conectadas y son más vulnerables a procesos locales de extinción a causa de factores ambientales.
Estas conclusiones se desprenden de un artículo publicado en la revista Insect Conservation and Diversity, dirigido por el catedrático Miquel Arnedo, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la UB. También participan en el trabajo los expertos del IRBio Marc Domènech —primer autor del artículo—, Alba Enguídanos y Cesc Múrria, y Jagoba Malumbres-Olarte, de la Universidad de las Azores (Portugal).
Diversidad genética de las poblaciones de arañas ibéricas
En el contexto de la actual pérdida de biodiversidad debida a la actividad humana, ha ganado especial relevancia el uso de técnicas genéticas para acelerar la catalogación y la identificación de especies con el fin de garantizar su conservación. Estas técnicas requieren bases de datos que relacionen las especias con sus secuencias genéticas.
El nuevo trabajo es el estudio más amplio sobre la biodiversidad de las arañas de la península ibérica que se ha llevado a cabo siguiendo la metodología de los códigos de barras genéticos (DNA barcoding), una técnica de genética comparativa para identificar especies. Mediante esta información genética, el equipo ha revelado la existencia de una diversidad taxonómica que hasta ahora había pasado desapercibida.
El equipo ha aportado más de 3.200 nuevas secuencias de arañas, correspondientes a 371 especies —es decir, una cuarta parte del total de especies registradas en la península ibérica—, que habitan en robledales de seis parques nacionales: Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, Ordesa y Monte Perdido, Picos de Europa, Monfragüe, Cabañeros y Sierra Nevada.
Las poblaciones de arañas ibéricas se caracterizan por una biodiversidad excepcionalmente alta y un elevado grado de endemismo que, junto con una distribución relativamente reducida, hace que las poblaciones peninsulares sean más vulnerables a posibles extinciones locales, fenómeno que compromete la viabilidad de la especie. «En otras poblaciones del continente europeo, el grado de endemismo es menor, lo que comporta una distribución más extensa que garantiza la permanencia de la especie, pese a la posible extinción de alguna de las poblaciones», explica Miquel Arnedo, catedrático del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales.
Tal y como apunta el estudio, algunas especies peninsulares muestran una notable homogeneidad genética en todo el territorio, pero otras presentan una gran variabilidad entre poblaciones. «En algunos casos, la delimitación de especies basada en la información genética ha revelado la existencia de linajes bien diferenciados dentro de una misma especie», asegura Arnedo.
«Estos linajes —continúa— podrían reflejar simplemente que se trata de poblaciones poco conectadas entre ellas. Sin embargo, en otros casos podrían indicar la posible existencia de una diversidad oculta que nos había pasado por alto, si nos basamos exclusivamente en los caracteres morfológicos», afirma Arnedo. «Así, hemos descubierto que especies como Eratigena montigena o Nuctenea umbratica en realidad contienen diversos linajes que habían pasado desapercibidos por su gran parecido morfológico. Futuros estudios con estas especies podrían determinar si estos linajes corresponden a especies diferentes».
¿Cómo puede mejorarse la protección de las poblaciones de arañas ibéricas?
El trabajo apunta a que la estructura genética de las poblaciones de arañas peninsulares se asocia con sus características funcionales. La correlación de los patrones de diversidad genética a escala peninsular con diferentes variables funcionales y ambientales ha permitido determinar que las poblaciones mejor conectadas y homogéneas genéticamente se asocian a las arañas diurnas, que habitan entre la vegetación, capturan presas con telarañas aéreas y se dispersan con la técnica del vuelo arácnido. Sin embargo, las arañas asociadas con la vida en tierra, que son cazadoras activas y nocturnas, son más vulnerables a extinciones locales, dado que las poblaciones están genéticamente menos conectadas.
Mantener la variabilidad genética en una población «es un factor fundamental para garantizar la capacidad de adaptación y hacer frente a los cambios ambientales, puesto que es el sustrato sobre el que actúa la selección natural», explica Marc Domènech (IRBio), primer firmante del artículo.
«En el caso de especies con capacidad baja de dispersión, si una población desaparece a causa de algún tipo de perturbación externa, es aún más difícil repoblar de nuevo el área que ocupaba inicialmente», apunta Domènech. «La fragmentación de los hábitats es uno de los efectos más negativos derivados de la alteración de los ambientes naturales. Por eso, es importante garantizar la existencia de corredores biológicos que faciliten la conectividad entre poblaciones separadas por ambientes muy alterados y que resultan inhóspitos para estas especies».
Códigos de barras genéticos: una revolución en estudios taxonómicos
La metodología de los códigos de barras genéticos ha revolucionado el análisis de la biodiversidad en varios grupos faunísticos, gracias a nuevas herramientas bioinformáticas de una gran resolución que aceleran la clasificación y la identificación de especies. Esta tecnología permite clasificar a individuos juveniles —no identificables morfológicamente— en cuanto a especie y subespecie. Es también una técnica eficaz para identificar varios estadios vitales de una misma especie —e incluso cubiertas exteriores, heces, etc.—, imposibles de reconocer por medio de otras metodologías.
En el ámbito de estudio de las arañas ibéricas, el equipo dirigido por el profesor Miquel Arnedo está elaborando una biblioteca de códigos de barras de ADN de todas las arañas ibéricas. En el futuro, esta tarea permitirá implementar sistemas de identificación automatizados y, a gran escala, facilitar la monitorización de las comunidades y hábitats de interés. Asimismo, podrá establecerse un sistema de alerta temprana para detectar posibles perturbaciones en las poblaciones. «Poder extrapolar estos resultados a otros hábitats naturales nos permitirá comprobar hasta qué punto nuestros resultados son generalizables», concluyen los expertos.
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