¡Se mueven! aunque no lo pensemos o queramos

Si, mientras duermes, respiras, tu sangre circula (el corazón no es músculo liso), tus intestinos se mueven y varias funciones más suceden sin pensarlas. Todo eso se realiza gracias a los músculos lisos o involuntarios que están coordinados por el encéfalo de manera prácticamente autónoma.

Los músculos lisos están también presentes en algunos invertebrados como los anélidos (gusanos y sanguijuelas), moluscos (caracoles y pulpos), braquiópodos (almejas), celentéreos (medusas y corales), equinodermos (estrellas de mar, pepinos de mar y erizos marinos, pero no se han encontrado en los artrópodos (camarones, arañas e insectos).

En los mamíferos, el músculo liso es delgado y de forma estrecha en los extremos, miden entre 20 y 500 μm de longitud (los del útero pueden medir hasta 800 μm), por su disposición, al verlo bajo un microscopio, se asemeja al tejido epitelial (superficie interna o externa de los órganos). Las células del músculo liso carecen del patrón estriado del músculos esquelético y cardíaco, tienen un solo núcleo y organelos. Pero, sobre todo, hay estructuras que les confiere las características de un músculo, como es el caso de los miofilamentos (fibras musculares) de actina (delgados) y de miosina (gruesos) y son ricos en desmina y vimentina (medianos).

El músculo liso se caracteriza por tener movimientos involuntarios y constantes, se sitúan en los órganos internos, principalmente en la cavidad abdominal y pélvica, como es el caso del sistema digestivo, excretor, vejiga, útero y en los ojos (el iris es un músculo que se contrae o relaja para moderar el paso de la luz y poder ver una imagen nítida). Pueden estar aisladas en el sistema conectivo, en los bulbos pilosos (para parar los pelos) o formando capas en el aparato digestivo. En órganos que son huecos, los músculos lisos ayudan a que mantengan su dimensión y realizan contracciones tónicas (regresar la estructura a su tamaño original). 
Los animales no están conscientes del funcionamiento de estos músculos, pero si se detienen por poco tiempo pueden morir, por lo que al conjunto de músculos lisos se le denomina sistema muscular involuntario. Todo el grupo de estos músculos está controlado por el sistema nervioso vegetativo o autónomo, ubicado en el principalmente el hipotálamo del encéfalo.

Las fibras nerviosas que conectan al músculo liso se ramifican y no hacen contacto directo con la membrana de las células, sino que transmiten el mensaje a través de la difusión de sustancias. Los extremos de los axones tienen varicosidades en vez de ramificaciones, como sucede para el caso del músculo esquelético. Las varicosidades están a una distancia de 20 a 30 μm de la membrana y son las encargadas de liberar las sustancias transmisoras, siendo las más importantes la acetilcolina y la noradrenalina, cuando una de ellas excita a un órgano, la otra actúa como inhibidora.

El mecanismo de contracción de los músculos lisos es lenta y sostenida, en relación con los músculos estriados y se produce por el deslizamiento de los filamentos finos sobre los gruesos. Efecto producido por la variación de las concentraciones de iones de calcio en la miosina. En el músculo ocurre la fosforilación de las cadenas livianas de miosina, lo que induce la formación de filamentos gruesos y una interacción con la actina. El músculo liso no contiene troponina.

La superficie de las células musculares lisas está cubierta por una matriz extracelular denominada lámina basal, que tiene espacio para formar uniones en hendidura con las células contiguas. La superficie tiene muchas cavéolas (vesículas membranosas) lo que contribuye a la captura y liberación de calcio, proceso homólogo al que realiza el retículo sarcoplásmico en el músculo estriado.

Además del sistema nervioso, el fenotipo contráctil del músculo liso está regulado por hormonas (norepinefrina, epinefrina, angiotensina II, endotelina, vasopresina, oxitocina, serotonina e histamina) capaces de actuar mediante mecanismos autocrinos (se accionan a sí mismos) o paracrinos (secreta sustancias para accionar a otras células), así como señales físicas y químicas.

Las células musculares lisas vasculares pueden realizar contracciones tónicas (contracción mínima constante) y fásicas (generalmente en estado pasivo y de relajación, esperando el mensaje de contracción) independientemente del estímulo, estas células usan la interacción actina/miosina para desarrollar fuerza a partir de iones de calcio.

La contracción no es la única función que realizan estas células de músculo liso, también son capaces de sintetizar colágeno tipo III (relacionado con el sostén de órganos que se expanden), elastina (proteína que brinda elasticidad a los tejidos) y proteoglucanos (mantienen hidratada la matriz celular).

El sistema nervioso, sistema endócrino y sistema muscular trabajan juntos sin que si quiera nos demos cuenta y gracias a su función continua es que nuestros órganos pueden funcionar y nosotros sobrevivir. Sin tener que estar conscientes de que tenemos que hacer palpitar nuestro corazón o mover el diafragma para respirar.

 

	Autores
Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S. C. Instituto Politécnico Nacional 195, CP. 23205, La Paz, Baja California Sur, México. Email  (AGM-G),  (STA-C).