Si se mueve por dentro o fuera, es porque tiene músculos 

Un ejemplo es cuando comemos un camarón, hay que quitarle la “cáscara”, esa es el exoesqueleto, y entonces podemos ingerir el músculo que es “la carne”. En algunos invertebrados de cuerpos blandos como los gusanos, el tejido muscular forma un tejido presurizado, el cual se denomina “esqueleto de agua”. En los vertebrados, como en los mamíferos, la situación es al revés que en los invertebrados, el esqueleto se encuentra por dentro del cuerpo y el tejido muscular se conecta sobre los huesos y las articulaciones por medio de tendones, siendo los músculos los que hacen que el esqueleto se pueda mover y con ello el organismo.

Por lo general, los mamíferos poseen más de 600 músculos individuales, de diferentes tamaños y formas, según su ubicación, mientras que algunos insectos tienen tres veces más. El tejido muscular es en promedio, entre las diferentes especies de mamíferos, el más abundante en el cuerpo, lo que representa entre el 35 y el 45% de la masa corporal.

Los músculos pueden presentar diferencias en ubicación, posición o acción, dependiendo de la historia evolutiva de las especies. Es por ello que diferentes grupos de mamíferos tienen músculos homólogos, es decir, que tienen un funcionamiento o posición similar, pero esto no significa que realicen la misma actividad entre las diferentes especies. Los músculos son los causantes del movimiento de los organismos, todo lo que se mueve en un organismo es con base en actividad de células musculares, lo que tiene por resultado que los organismos puedan desarrollar diversos movimientos y acciones.

Los músculos al ser el soporte básico de todos los movimientos del cuerpo varían entre especies como respuestas a las adaptaciones a diferentes ambientes. Un ejemplo puede ser el desplazamiento saltatorial de las especies, característico de los canguros. El desplazamiento saltatorial es el más efectivo en zonas planas y de vegetación abierta, es por ello que especies de diferentes grupos de mamíferos han convergido a la misma adaptación. En este caso, y específico para los músculos, los asociados a las extremidades posteriores siguen siendo los mismos que otras especies de mamíferos, pero aumentan su fuerza, tamaño y disposición con respecto a la palanca que ejercen sobre los huesos.

Existen tres diferentes tipos de músculos: músculo esquelético es con el que se realizan movimientos voluntarios (como caminar, inclinarse o sujetar un objeto). El músculo liso tiene movimientos involuntarios (se ubican principalmente en órganos internos). El tercer músculo es uno de los más importantes, el músculo cardíaco, que como su nombre lo indica conforma el corazón. Describiremos cada uno de ellos, en futuras emisiones de la columna Somos Mamíferos.

Los músculos no se mueven por sí mismos, sino que son coordinados por el sistema nervioso, en particular por el encéfalo, al que se conectan a través de terminaciones nerviosas que corren desde los músculos hasta el encéfalo a través de la médula espinal, que se encuentra en la columna vertebral. Esta supercarretera de información de los vertebrados tiene las conexiones para todos los músculos, ya sean esqueléticos o viscerales, debido a que son coordinados por el encéfalo.

El cerebelo es el encargado del monitoreo constante de las diversas variables que deben de ser analizadas y ajustadas constantemente. Muchos de estos procesos suceden sin que nos demos cuenta, uno de ellos es la actividad de diferentes músculos para poder mantener algo tan sencillo como el equilibrio. El cerebelo, toma información del oído medio y diferentes músculos, así como de la vista, para trazar la coordinación muscular necesarias para mantener el equilibrio.

Una manera de observar la programación a futuro de las respuestas del organismo es la llamada “mareo de tierra”. Ésta sucede cuando un individuo que no está acostumbrado a estar en una embarcación, pasa varias horas en ella. El sistema nervioso aprende que debe compensar el movimiento de la embarcación con ajustes periódicos y cíclicos de diferentes músculos para mantener el equilibrio. La situación se manifiesta cuando el individuo regresa a tierra y ésta no se mueve como la embarcación, pero el sistema nervioso ya está programado para ajustar músculos para compensar el movimiento. Entonces el individuo sí se mueve en ese ritmo periódico de compensación y siente como si aún estuviera en el mar, en ocasiones termina mareado por la sensación de que la tierra se mueve, y en ocasiones mucho. Tiene que pasar un tiempo para que el sistema nervioso se reprograme y deje de realizar los movimientos compensatorios. Es entonces cuando la sensación de que la tierra se mueve se detiene.

Todos los movimientos voluntarios o involuntarios de los músculos son regulados por el sistema nervioso. El sistema nervioso ordena movimientos de la musculatura axial (tronco), distal (extremidades) y proximal (hombros y cabeza), además del tono muscular y ayudar a mantener el equilibrio.

El tejido muscular no actúa por sí solo, está conectado con el sistema óseo y al sistema nervioso y gracias a las funciones en conjunto de estos tres sistemas es que los animales podemos movernos y vivir.

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Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S. C. Instituto Politécnico Nacional 195, CP. 23205, La Paz, Baja California Sur, México. Email  (AGM-G),  (STA-C).